El conjunto del territorio yaqui comprende tres zonas claramente diferenciadas: una zona serrana (Sierra del Bacatete); una zona pesquera (Guásimas y Bahía de Lobos) y tierras de cultivo (el valle del Yaqui). La población yaqui de Arizona es de 8.000 habitantes y la tribu es reconocida por el gobierno estadounidense.
En la actualidad, además de los habitantes de la zona tradicional yaqui, existen otros grupos asentados en las diferentes ciudades del estado de Sonora. Al no regresar a sus pueblos, forman sus propias colonias dentro de las ciudades importantes. En la ciudad de Hermosillo, capital de Sonora, hay barrios yaqui.
Cada familia tiene un animal como tótem (emblema de familia al cual en ocasiones se le rinde culto)
Pueblo con profundo sentimiento de autodeterminación y soberanía territorial. Dictan sus propias leyes, que son obedecidas y respetadas.
Algunos rasgos culturales:
Su cultura tiene una mezcla de elementos europeos e indígenas. Su división estaba formada por una casta militar formada por los guerreros más distinguidos y los sacerdotes (hechiceros). Los cultos que eran comunitarios a sus dioses, son un elemento de unión.
Los yaquis celebran fiestas en Semana Santa, el día de muertos, el 12 de diciembre y el del santo patrono de cada pueblo, en los cuales danzan y rezan.
Los yaquis danzan la Pascola y el Venado, principalmente, además del coyote y el matachin en las ceremonias religiosas, en los funerales y otras celebraciones. La Pascola se baila al son del arpa y el violín. Tres hombres se ponen máscaras con barbas. Van desnudos de la cintura para arriba y de su cuello cuelgan collares; entre las piernas llevan una cobija sostenida por un cinturón con cascabeles y patas de venado. En las pantorrillas, unos capullos de oruga secos que suenan al paso del danzante; la música es dulce, con acentos y ritmos orientales. El arpa y el víolín ceden su lugar al tamborcillo y al poto de carrizo.
La danza del venado se baila al compás de los mismos instrumentos que La Pascola. Esta danza es un episodio de la cacería. La perfecta imitación de los movimientos de la bestia perseguida, motiva el aplauso de la concurrencia. El atavío de los danzantes de El Venado es muy semejante al que llevan en La Pascola; en ocasiones los bailarines atan a su cabeza una de venado disecado.
Actualmente, los yaquis comen a menudos platillos de carne, como el llamado guaca-poponi, guiso de carne de res machacada y frita, y el guaca-vaqui, una especie de puchero de carne cocida con garbanzo, arroz o trigo. Teniendo siempre presentes los frijoles acompañados con tortilla de maíz o de trigo, además del café negro. Las bebidas acostumbradas por los yaquis son el mezcal y sotol. Suelen agregarle alumbre a estas bebidas.
Actualmente visten como los campesinos de la región: camiseta, calzoncillos, pantalones de dril, chaqueta de mezclilla, zapatos o huaraches y sombrero de palma a veces adornado con un listón rojo o plumas.
Lorenzo Calvo Berber, decía de los yaquis:
"…vivían fundamentalmente del cultivo del maíz,
de la caza, la pesca y la recolección de insectos, semillas y frutas
espontáneas, recurriendo con frecuencia al merodeo sobre las tribus
circunvecinas, con el posible objeto de entrenar a sus guerreros jóvenes
en el arte de la guerra".
En sus tierras cultivables, siembran principalmente trigo, seguido de maíz, frijol y garbanzo. Estas tareas se ven facilitadas por el uso del arado de fierro, sembradoras, tractores y segadoras.
La actividad fundamental de la economía yaqui es la agricultura, en la que trabaja un 95% de la población. Los productos que se cultivan en el Valle del Yaqui son cártamo, soya, alfalfa, chícharo, chile, hortalizas, naranja y limón. Estos productos se destinan al mercado nacional y al consumo interno. Lo que puede ser considerado un problema en el desarrollo de la comunidad, debido a que el río Yaqui, que irrigaba y fertilizaba las tierras bajas, prácticamente se seco a partir de 1950, al concentrarse sus aguas en las presas "Lázaro Cárdenas" (antes "la Angostura"), "Alvaro Obregón" y "Plutarco Elías Calles". El agua de estas presas también está destinada a irrigar las tierras del Distrito de Riego No. 41 del Valle del Yaqui, actualmente en manos de prósperos agricultores no indígenas beneficiarios de la colonización de las tierras despojadas a los yaquis.
La inserción de la tribu a la vida moderna también le ha acarreado problemas de índole nacional siendo el narcotráfico el movimiento que más afecta la unidad histórica de la etnia.
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