martes, 9 de septiembre de 2008

Mandato

Para ser feliz es preciso estar alineado con el mundo.



Para todas nuestras culturas indoamericanas este no es un lugar de castigo, sino de responsabilidad.


La responsabilidad es para todos; para los sagrados, los suaves en gloria, los poderosos en las palabras, los puros de mente, los prudentemente sabios, los que creen en lo que es verdadero, los que ponen su respeto en la Madre Tierra, los anchos como el océano.



Aunque una persona haya alcanzado identidad, amor, amistad, conocimientos, respeto, existe la posibilidad de perderlo todo. Cualquier cosa buena que se tenga se puede perder, y puede que no surja otra nueva.

Puede suceder que si no se ha cuidado, amado y respetado, si no se ha valorado, se cae en una situación muy difícil, ya que la mente y el corazón pueden quedarse atascados, enterrados, como una piedra que ha permanecido en el fondo del océano miles y miles de años, sin que la luz del Sol llegue a ella, o como un ardiente desierto, en el que no cae una sola gota de agua, en el que no hay humedad.


La mente y el corazón pueden volverse así, estériles; nada crece, cualquier pensamiento que surge es negativo y siguen surgiendo ideas negativas con una gran facilidad, abrumando a la mente y al corazón, como si se cubrieran de suciedad y excremento, resecándolos.


Se vuelve muy difícil tener pensamientos positivos; hace falta ser muy bien intencionado, honesto, sincero, generoso para estar acorde con lo que existe.




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